“Parece que esto nunca se va a acabar”

¿Te suenan estas palabras?

Seguramente las hemos oído más de una vez cuando hablamos de las consecuencias que está generando la pandemia del COVID.

Y es que pronto vamos a cumplir dos años de pandemia y es normal que muchos nos sintamos agotados por la incertidumbre de una situación que parece no tener fin.

Un excesivo control para evitar caer enfermos, un continuo estado de alerta junto con las múltiples restricciones que se aplican, provoca en nosotros un desgaste acumulativo que termina pasándonos factura tanto en nuestra salud física como emocional.

Todo este compendio de situaciones ha originado que se hable mucho de la llamada “fatiga pandémica”

Según la OMS (La Organización Mundial de la Salud) este término se refiere al “cansancio derivado del agotamiento que están creando las prolongadas medidas y restricciones generadas por la pandemia del COVID”

¿Cuáles son algunos de los síntomas de la llamada “fatiga pandémica”?

Entre otros pueden ser:

·         Cansancio y agotamiento

·         Falta de motivación y dificultad para concentrarse

·         Estrés e irritabilidad

·         Alteración en el sueño y el descanso

·         Desesperanza, ansiedad y depresión.

Probablemente muchos nos sintamos identificados con alguno de estos síntomas.

¿Es ese tu caso? ¿Estás empezando a sentirte agotado por la constante amenaza del COVID?

El título que sirve de introducción a este artículo es “No bajes la guardia”

¿Por qué es un consejo tan apropiado?

Porque la fatiga pandémica puede llegar a convertirse en una “gran amenaza” para nosotros mismos y para los demás.

Hace muchos años un sabio llamado Salomón hizo la siguiente declaración bajo inspiración: “Si te desanimas en los momentos difíciles, te faltarán las fuerzas”

Un estado de alerta prolongado puede dejarnos agotados y cansados de vivir con tantas precauciones y limitaciones, llevándonos a buscar más libertad – tanto en sentido físico, afectivo como emocional – lo cual pudiera hacer que poco a poco fuéramos descuidando las medidas de protección contra el COVID, con la consecuencia de ponernos en riesgo a nosotros y a los demás. Esto es especialmente relevante cuando estamos junto a nuestra familia y amigos.

Por un lado, están aquellos que hasta ahora no han contraído el COVID y quizás los lleve a pensar que no es tan contagioso. Por otro lado, están aquellos que si lo han pasado y que han superado la enfermedad de forma leve y sin necesidad de asistencia hospitalaria. En este caso se pudiera caer en el error de pensar que al fin y al cabo “no era para tanto”.

Sin embargo, aquellos que llegan a trivializar lo grave que puede ser el COVID y que incluso no le dan importancia a una posible segunda infección pasan por alto que este virus sigue extendiéndose y matando de forma indiscriminada. Además, estudios científicos recientes hablan de secuelas que pueden venir para quedarse de manera residual y complicarnos la salud.

De ahí la necesidad de seguir siendo precavidos y no confiarnos. Dicho en otras palabras: debemos “mantener la guardia”.

¿Dónde podemos encontrar ayuda para hacer frente a las situaciones tan desesperantes que provoca esta pandemia?

El libro bíblico de Proverbios contiene principios muy interesantes que pueden ayudarnos a combatir la amenaza de la “fatiga pandémica”. Veamos algunos:

  • MANTENGAMOS LA DISTANCIA FÍSICA, PERO NO NOS ALEJEMOS DEMASIADO

Proverbios 17:17 “El verdadero amigo […] es un hermano en tiempos de angustia”

Los amigos de verdad, así como la familia buscan oportunidades para estar juntos a fin de animarse y edificarse. Esos encuentros nos levantan el ánimo. Mantener el contacto no tiene por qué ser arriesgado, pues una llamada de teléfono, una videoconferencia o mensajes de texto pueden ser una fuente de apoyo en un mal día. Incluso de forma presencial, podemos disfrutar de buena compañía siempre y cuando seamos prudentes.

Por lo tanto, mantén el contacto social. Cuida tus relaciones y no te aísles. Busca apoyo en aquellas personas que quieres y te importan. Comparte tu tiempo con tus amigos.

Es verdad que la pandemia nos ha complicado la vida a todos, así que es muy importante que no nos distanciemos de nuestros familiares y amigos para así poder decirles como nos sentimos de verdad.

  • VEAMOS EL LADO BUENO DE CADA SITUACIÓN Y APROVECHÉMOSLO

Proverbios 15:15: “Para el que sufre, todos los días son malos, pero el que tiene un corazón alegre goza de un banquete continuo”.

Centrarnos en cosas positivas puede ayudarnos a ser felices incluso en tiempos de crisis.

Por lo tanto, ocupa tu mente en las cosas que sí controlas. Detecta aquellos pensamientos que te hacen daño y cámbialos por otros más útiles. Controlar lo que pensamos influye en nuestras emociones y nuestro ánimo.

Y recuerda: “Cada día tiene su propia inquietud, pero también su propia bendición”

Siempre pasará algo bueno en cada día de tu vida. La clave es no pasarlo por alto.

 

  • NO BAJES LA GUARDIA CONTRA EL COVID-19

Proverbios 14:15,16: “El ingenuo se cree todo lo que le dicen, pero el prudente mide bien todos sus pasos [..] “El insensato es imprudente y confía demasiado en sí mismo”

Como se mencionó antes, el COVID es mortal, y podemos contagiarnos si bajamos la guardia.

De ahí la necesidad de revisar regularmente las medidas y restricciones implementadas en nuestra zona y sobretodo preguntarnos si estamos teniendo la misma precaución que antes. Probablemente al pensar en las precauciones que estamos tomando, descubramos que lo que antes era impensable hacer, ahora lo estamos haciendo.

Especialmente cuando estamos cerca de los nuestros, en una visita o una comida, es muy fácil relajarnos. Por ejemplo, empezamos a dar los abrazos que antes no dábamos; nos quitamos la mascarilla en un lugar cerrado y pasamos hablando horas con otros cuando antes era impensable. Quizás aceptamos una invitación a comer, aunque sabemos que la distancia entre los comensales no es la apropiada. Son en esas ocasiones, cuando estamos con los que más queremos donde es más fácil bajar la guardia, aunque no sean nuestros convivientes.

Por lo tanto, sigamos teniendo mucho cuidado.

Como dice el proverbio antes citado: “midamos bien todos nuestros pasos” y asegurémonos que seguimos siendo centinelas contra el COVID “no bajando la guardia”

En este artículo hemos hablado de algunas amenazas que provienen de este virus mortal, llamado COVID.

Para la próxima ocasión, hablaremos de otra amenaza que se ha incrementado si cabe aún más desde el tiempo de la pandemia.

¿A qué nos referimos?

A la falta de comunicación dentro del matrimonio o la familia.

No es de extrañar que durante la pandemia el número de separaciones y divorcios esté aumentando como nunca antes.

¿Qué consejos pudieran ser útiles para mejorar la comunicación en el matrimonio y la familia?

Para la próxima ocasión hablaremos de algunos consejos valiosos sobre este asunto tan importante con el tema: “Tiempo de hablar”