Diana es una joven inteligente, simpática y sociable. Pero detrás de su encantadora sonrisa se esconde una profunda tristeza que le hace sentirse inservible por días, semanas y hasta meses. Está convencida de que el mundo sería mejor sin ella.

Al igual que ella, muchas personas no encuentran razones para seguir viviendo, y algunas de ellas han pensado, o incluso intentado, terminar con su vida.

Según algunos estudios, por cada persona que se suicida hay 200 que lo intentan y 400 que lo han pensado. Sin embargo, de acuerdo con los expertos, lo que realmente buscan estas personas no es acabar con su vida, sino con su sufrimiento y dolor emocional.

Experiencias como la pérdida de un ser querido, dificultades económicas, una ruptura amorosa, conflictos familiares o malos tratos (incluyendo el abuso infantil), pueden hacer que nos sintamos acosados y abrumados por una tristeza difícil de superar. Al no ver la luz en el horizonte, uno puede sentir que no tiene los suficientes recursos emocionales como para seguir adelante y con impotencia sentirse controlado por el constante pensamiento de que no hay ningún motivo para seguir viviendo.

El salmista David, quien sabía lo que era sufrir, dijo en una oración: “Me he agotado de tanto suspirar; toda la noche empapo mi cama de lágrimas; con mi llanto inundo mi lecho”

¿Conoces a alguien que haya manifestado su deseo de poner fin a todo para “dejar de sufrir”? ¿Y si el que desea poner fin a todo eres tú?

Recuerda: si uno cree que tiene razones para morir, en realidad lo que necesita es tener razones para vivir.

Saulo de Tarso, quien finalmente llegó a ser conocido como Pablo, dijo lo siguiente: “Se nos oprime de toda manera, mas no se nos aprieta de tal modo que no podamos movernos; nos hallamos perplejos, pero no absolutamente sin salida”

¿De veras es posible aún a pesar de la profunda desesperación que uno pueda sentir, encontrar “una salida”?

¡Por su puesto que si!

Cuando te sientas muy presionado, recuerda: por más desesperada que parezca la situación, las cosas cambiarán con el tiempo, pues, los problemas no son eternos, tienen fecha de caducidad.

Es verdad que algunos problemas parecen o son muy abrumadores, al menos por ahora. Pero las cosas cambian, por lo general para bien. Unas veces, la solución puede llegar de un modo totalmente inesperado; otras veces descubres nuevas formas de lidiar con la situación que no se te habían ocurrido antes.

La cuestión es que los problemas “no tienen por qué ser para siempre”

¿Y que hay si la situación no cambia? De todos modos, lo mejor es hacerle frente, pero poco a poco. No merece la pena inquietarse acerca del día siguiente, porque el día siguiente tendrá sus propias inquietudes, pues al fin y al cabo “suficiente para cada día es su propia angustia”

Quizás te estés enfrentando a una enfermedad crónica, el fracaso de tu matrimonio, la pérdida de un ser querido u otra circunstancia irremediable.

¿Qué te puede ayudar en esos casos?

Acepta que hay cosas que no puedes cambiar y concéntrate en las que sí puedes cambiar, como tu manera de enfrentarse a las dificultades. Así podrás ver la situación desde un ángulo más positivo.

Quizás encuentres otras formas de manejar esas situaciones en vez de pensar en soluciones drásticas, como el suicidio. Al final, verás que es posible controlar, hasta cierto grado, circunstancias que parecían incontrolables

Se dice que el suicidio es “una solución permanente a un problema temporal”.

Aunque cueste creerlo, las situaciones angustiosas – hasta las que parecen estar fuera de tu control – pueden ser temporales o mejorar inesperadamente.

Un proverbio dice: “En la multitud de consejeros hay logro”

Este consejo es muy oportuno, pues viene a decir que, hablar de tus problemas abiertamente con otros puede beneficiarte. No tienes nada que perder y sí mucho que ganar.

Claro, hablar de tus problemas no va a hacer que desaparezcan; pero si te ayudará a verlos de una manera más realista, y a lo mejor, el apoyo de un buen confidente sea precisamente lo que necesitas para encontrar soluciones prácticas.

Por eso, confíale tus sentimientos a alguien que de veras se preocupa por ti, que te toma en serio y sabe escuchar sin juzgarte.

Por lo general, los pensamientos suicidas son causados por trastornos emocionales, como la depresión.

La depresión es como un agujero profundo del que es muy difícil salir solo, pero con el apoyo de alguien de seguro lo lograra. Si sufres una enfermedad de este tipo, no te sientas avergonzado por buscar ayuda, tal como uno no se sienta mal por ir al médico por una gripe. De hecho, a la depresión se le ha llegado a llamar “el resfriado de la mente”, pues cualquier persona puede padecerla y tiene tratamiento.

Quizás veas que buscar un profesional acreditado que sea especialista en trastornos emocionales como la depresión sea bueno para ti, aunque es una decisión personal que puedes analizar.

Por último, me gustaría resaltar algo importante: pensar que el mundo sería mejor sin ti es una gran mentira que trata de destruirte y anular el amor propio con el que mereces tratarte.

¿Has pensado alguna vez cómo sería la vida de algunas personas con las que tratas o has tratado si tú no hubieras vivido?

Gracias a tu existencia, la vida de quienes te rodean es mucho mejor. Aún a pesar de tus posibles defectos, de seguro que dichas personas aprenden algo bueno de ti: de tu ejemplo, de tu prudencia, de tus actos de generosidad, de tu sonrisa, aunque en el fondo ese día estés triste o te sientas inservible.

Alguien dijo en cierta ocasión que hasta “un reloj parado sigue dando la hora”

Por lo tanto, no aceptes la idea de que no sirves para nada y piensa el mucho bien que has ido realizando a favor de otros a lo largo de tu vida. Gracias a ti la vida de otros tiene sentido.

Para concluir, es verdad que los problemas de la vida e incluso nuestros propios pensamientos pueden oprimirnos, acosarnos al grado de dejarnos perplejos, pero ¡NO ABSOLUTAMENTE SIN SALIDA!

La semana que viene contestaremos una pregunta cuya respuesta puede ayudarnos a seguir luchando contra los pensamientos negativos que a veces nos acechan: “¿Cómo puedo aumentar mi autoestima?”

Desde ASACOVID deseamos que estas palabras sirvan para dar algo de ánimo a aquellos que se sienten aplastados por las dificultades actuales.

¡Cuidaros mucho y hasta la semana viene!