“El teléfono está apagado o fuera de cobertura”

¿Te suena haber oído esto alguna vez?

¡Cuántas veces hemos tratado de contactar con alguien por teléfono y no ha sido posible justamente por ese mismo motivo!

Sin embargo, esta es una situación temporal y fácil de solucionar, pues basta con que la persona con la que queremos hablar cargue su dispositivo o simplemente se mueva a una posición diferente donde pueda recibir mayor señal de conexión para ahora poder recibir nuestra llamada y mantener una conversación.

Lamentablemente, muchos matrimonios tienen problemas de comunicación.  Aunque pasan tiempo juntos, se les hace difícil hablar. Podríamos decir en este caso que, son matrimonios “fuera de cobertura”

En el anterior artículo de ÁNIMO PARA LLEVAR, se habló del amor y el respeto como la garantía para un matrimonio feliz. Ni que decir tiene que ambos elementos protegen la relación conyugal del mismo modo que la madera y el acero lo hacen como componentes principales de una puerta blindada. Pero no olvidemos que toda puerta – aunque sea blindada – necesita de bisagras.

¿Has tratado alguna vez de abrir una puerta que no se ha utilizado por algún tiempo? En ese caso las bisagras chirrían. Pero ¿y si la puerta suele usarse y las bisagras están bien engrasadas? Entonces abrirla no presenta ninguna dificultad. Así es en el caso de la comunicación. Si se tiene la costumbre de comunicarse, la puerta del amor y el respeto empezará a usarse, podrá abrirse y al mismo tiempo dar seguridad al proteger el matrimonio.

En otras palabras, los cónyuges que se dedican tiempo a hablar entre sí demuestran que se aman y respetan

Ahora bien, hay muchas razones que explican por qué dos personas pueden estar juntas pero distanciadas a la vez. Por ejemplo, algunas causan puede ser las siguientes: el cansancio después de una larga jornada laboral, la tecnología – la cual puede hacer que ninguno se dirija la palabra al pasarse horas y horas navegando por internet y redes sociales – o simplemente por tener intereses diferentes.

No obstante, hay que recordar que dedicarse tiempo el uno al otro no es un lujo sino una necesidad.

¿Qué aspectos merecen la pena que tomemos en consideración a fin de favorecer la comunicación en el matrimonio?

Hablemos de 4 aspectos importantes:

HACER PLANES PARA PASAR TIEMPO JUNTOS

Cuando ambos cónyuges hacen planes para pasar tiempo juntos y no lo dejan a la casualidad es el primer paso que se puede dar para permitir que al amor y el respeto cobren protagonismo.

Una mujer llamada Anna dijo: “Me encanta cuando mi esposo hace planes para que hagamos algo los dos solos. Me hace sentir especial y me convence de que le gusta pasar tiempo conmigo. Eso me hace amarlo todavía más”

Algunas esposas se quejan de que sus esposos conversan muy poco con ellas, lo cual es lamentable. Es cierto que en estos tiempos tan ocupados puede que los esposos trabajen muchas horas fuera del hogar, y que las circunstancias económicas obliguen incluso a algunas esposas a tener también un empleo.

Pero los cónyuges necesitan reservar tiempo el uno para el otro. En caso contrario, pueden llegar a vivir vidas paralelas e independientes, y es posible que surjan problemas graves si cualquiera de los dos se ve obligado a buscar comprensión fuera del matrimonio.

A fin de favorecer la comunicación, algunos cónyuges se determinan a comer juntos al menos una vez al día y sin la tele puesta. También aprenden a decir a sus dispositivos “ahora no”. No quieren que un mensaje de texto o una alerta les impidan darse toda su atención.

LA BUENA COMUNICACIÓN IMPLICA SABER ESCUCHAR

Una manera de honrar a nuestro cónyuge es demostrando que sabemos escuchar. Tras veintiséis años de matrimonio, Kara explica: “Prefiero que mi esposo no intente arreglar mis problemas en el momento. Ni siquiera espero que esté de acuerdo conmigo ni que se imagine por qué surgieron. Solo necesito que me escuche y comprenda cómo me siento”.

El buen oyente no solo escucha con los oídos, sino también con el corazón. Por tanto, un pequeño consejo: procura entender los sentimientos de tu cónyuge. Este percibirá tu respeto —o tu falta de respeto— por la forma en que lo escuchas.

Recuerda que lo más probable es que tu pareja espere comprensión, no una solución instantánea. De modo que escucha con cuidado, siente lo que tu cónyuge siente, y entonces, solo entonces, piensa qué se puede hacer. Así le mostrarás verdadero respeto.

SUGERENCIA: La próxima vez que tu cónyuge empiece a hablarte, reprime el impulso de contestarle inmediatamente. Espera a que termine, y no le respondas hasta que comprendas lo que quiso decir.

CUANDO SURGEN DISCREPANCIAS

La pareja que demuestra su amor y respeto no verá todo desacuerdo como un desafío ni someterá a su cónyuge a la ley del silencio si hay una discrepancia.

Un proverbio bíblico incluye un consejo que ambos cónyuges debe recordar: “Una respuesta amable aparta la furia, pero una palabra hiriente provoca la ira” (Proverbios 15:1)

Las palabras dichas sin pensar son como las estocadas de una espada y pueden doler más que darse un golpe. Por lo tanto, nunca debemos rebajar ni condenar a nuestra pareja cuando esta nos exprese sus sentimientos con franqueza. Veamos en ello no una amenaza, sino “una oportunidad” para comprender mejor la forma de pensar y los sentimientos que hay detrás de las palabras de nuestro cónyuge. Ambos deben procurar resolver juntos las diferencias y llegar a conclusiones armoniosas.

Ninguno de los dos debe dominar la conversación, sino escucharse mutuamente

No se podría decir que alguien muestra amor y respeto si constantemente insiste siempre en hacer las cosas a su modo.

Reconozcamos que a la hora de comunicarse el esposo y la esposa tienen formas diferentes de hacerlo. Al fin y al cabo, estar casados no es estar clonados.

Para ilustrarlo: la vista y el oído no tienen la misma función; sin embargo, ambos sentidos se complementan para que podamos cruzar la calle sin percances.

Por lo tanto, aceptaros el uno al otro como sois respetando vuestras diferencias, y usarlas para un bien común.

Cuando tu pareja opine o reaccione de forma distinta a la tuya, trata de tener en cuenta sus sentimientos y no te centres en los tuyos. Como dice el principio de Filipenses 2:4 “No busques solo tus propios intereses, sino también lo de los demás”

Un esposo llamado Fabián admite: “No siempre entiendo ni comparto el parecer de mi esposa. Pero me recuerdo a mí mismo que mi amor por ella pesa mucho más que mi opinión. Si ella está contenta, yo también lo estoy”

Algo que ayudará a que las discrepancias se vayan mitigando en medio de una conversación es el aprecio. Poner en valor aquellas cualidades que nos enamoraron y siguen enamorándonos de nuestro cónyuge hace que pasemos por alto las diferencias como mayor facilidad.

¿Por qué no intentas esto?

Ponte el objetivo de felicitar a tu cónyuge al menos una vez al día.

Hacer eso requiere que de antemano dediquemos tiempo a pensar en aquellas cualidades que admiramos de nuestro cónyuge.

Bien se ha dicho que el “amor sin admiración” es simple amistad.

Por ello, adquiere la costumbre de decirle lo que te gusta de él o de ella y verás como las diferencias se mueren de hambre.

LA COMUNICACIÓN SIN PALABRAS TAMBIÉN ES ESENCIAL

Es cierto que las palabras amables enriquecen la buena comunicación, sin embargo, hay otro tipo de comunicación donde el amor y el respeto cobran valor. ¿A qué me refiero?

Por ejemplo, a las miradas y los gestos afables, la bondad, la comprensión y la ternura; importantes acicates de la comunicación. Un ademán afectuoso o una mirada cómplice de aprobación aumenta la autoestima del que lo recibe y le hace sentir aprobado y valorado. Si tanto el esposo como la esposa toman la iniciativa en mantener activos esos pequeños actos, en realidad, estos pueden convertirse en regalos inolvidables, tan grandes que no quepan en una caja.

Como hemos visto la comunicación con palabras y sin palabras mantienen la ilusión en un matrimonio y hace que ambos se sientan con la libertad de dejar oír su voz sin sentirse juzgados ni intimidados, expresando así sus necesidades de forma mutua y con la certeza de sentirse amados y respetados, “siempre con cobertura”.

En ocasiones algo que puede hacer que peligre la buena relación en un matrimonio y la vida de familia tiene que ver con el punto de vista que tenemos sobre el dinero.

Para la próxima, hablaremos de ello con el siguiente título: “El dinero es una protección”