Cada vez se hace más común este comentario: “Nos enfrentamos a dos virus: uno que atenta contra nuestra salud y otro que amenaza nuestra economía familiar”.
Si bien es cierto que el mayor estrago lo está provocando el virus del Covid19 – pues nos ha arrebatado a algunos de nuestros seres queridos y sin duda eso es lo que más nos apena – no menos cierto es que, el período de confinamiento que henos vivido, así como la dificultad de volver a “activar” nuestra economía, está suponiendo para muchas familias tensión y ansiedad. La inquietud de cómo administrar lo poco que tenemos ahorrado, así como llegar a fin de mes está suponiendo todo un reto.
Muchas parejas aseguran que, sin importar cuánto uno tenga, el dinero es uno de sus principales problemas y una fuente de muchos conflictos. Por si fuera poco, las deudas también suponen un riesgo para conservar la paz en la familia, pues además de reproches y acusaciones entre cónyuges, estas provocan también problemas de salud como insomnio o depresión.
Por lo tanto, ¿cómo pueden nuestras familias afrontar la tensión que tanto los problemas económicos como las deudas generan?
El libro bíblico de Proverbios no es un manual de economía, pero contiene consejos sabios y prácticos que pueden ayudar a las familias a evitar problemas económicos.
Veamos tres principios fundamentales:
1: Aprendamos a hablar de dinero con tranquilidad –
“Con los que consultan juntos hay sabiduría” (Proverbios 13:10)
Es curioso, pero no siempre los cónyuges ven el dinero del mismo modo; tal vez uno prefiera gastarlo y el otro prefiera ahorrarlo. Quizás la actitud de nuestros padres hacia el dinero muy probablemente haya influido en el concepto de cada uno sobre cómo usarlo. Por eso hay que reconocer que toma tiempo adaptarse y desarrollar un sistema conjunto y eficaz sobre cómo administrarlo.
Hablar como pareja de economía familiar no tiene por qué sofocar el amor ni causar dificultades en el matrimonio. En realidad, son buenas oportunidades para fortalecer el sentido del compromiso, pues al hablar con nuestra pareja antes de realizar compras importantes, demostramos que valoramos su opinión y que nos importan sus sentimientos.
Por otro lado, a la hora de mantener este tipo de conversación, es importante “escoger un momento oportuno” para que ambos cónyuges estén tranquilos. Por ejemplo, pudiera ser conveniente comprometerse a no hablar de dinero en determinadas ocasiones, como a la hora de las comidas o mientras se pasa tiempo con nuestros hijos. De ese modo, permitimos que el asunto se trate con calma y tengamos el tiempo necesario para entender tanto las palabras como los sentimientos envueltos.
2: Controlemos los gastos –
“Los planes del diligente propenden de seguro a ventaja, pero todo el que es apresurado se encamina de seguro a la carencia” (Proverbios 21:5)
En un mundo de tantas ofertas, no es fácil vivir dentro de nuestras posibilidades. La trampa del “dinero invisible”, es decir, el uso de las tarjetas de crédito hace que sea fácil excederse cuando uno no ve salir el dinero de la cartera, al usar internet o transferencias electrónicas.
Ahora bien, ¿qué significan las palabras del proverbio cuando dice que “los planes del diligente propenden de seguro a ventaja”?
Pues bien, la persona diligente no es “apresurada” al comprar artículos tan solo porque están en oferta; aprende en ocasiones a decirse a sí mismo “no”, lo cual trae beneficios, pues al evitar compras innecesarias, incluso hasta cuando puede permitírselo, le ayuda a cultivar la valiosa cualidad del autocontrol.
La persona diligente, prevé las consecuencias que puede provocar una posible compra, sabe que luego “hay que pasar por caja” y se pregunta si merece la pena adquirir ese artículo o si lo necesita de verdad.
Los cónyuges que son diligentes al administrar el dinero familiar ven la importancia de preparar un presupuesto razonable y tratan de no salirse de él. Como dice el dicho: “Quita y no pon y se acaba el montón”
Algunas familias han visto que ponerse de acuerdo con su pareja sobre cuánto puede gastar cada uno sin consultar al otro ha contribuido a evitar una discusión innecesaria. Incluso al permitir que el otro gaste una cantidad específica sin consultar, demuestran que confían el uno en el otro.
Por eso, es importante cooperar en equipo para poner bajo control los gastos, proponiéndose desde el principio no permitir que este problema nos divida como cónyuges.
3: Evite deudas innecesarias –
“El que pide prestado es esclavo del que presta” (Proverbios 22:7)
Las deudas crean mucha tensión y pueden llegar a destrozar familias. De hecho, las parejas endeudadas pasan menos tiempo juntas, se pelean más a menudo y son menos felices. No es de extrañar, por tanto, que los desacuerdos económicos se hayan convertido en una de las principales causas de divorcio.
Ya se ha comentado, pero es bueno recordarlo: el hecho de que tengas suficiente dinero para adquirir algo no significa que debas hacerlo.
Si queremos evitar hacernos “esclavos” de las deudas, ahí va una recomendación:
“Es bueno dejar pasar algún tiempo antes de comprar algo, pues así ves si realmente lo necesitas o si es un simple capricho”.
Algo muy práctico y que mantiene las deudas a raya es el aprender a ahorrar. Por eso algunos han visto que mudarse a una vivienda más económica, intentar hacer un mejor uso de luz, agua, calefacción y otros servicios ha supuesto un respiro en el presupuesto familiar. A veces, ir a comprar poco antes de que cierren las tiendas y los mercados hace que las frutas y verduras salgan más baratas.
Sin lugar a duda, seguir los principios y consejos prácticos del libro de Proverbios puede ser muy beneficioso para la familia. ¿Lo recuerdas?
- Aprender a hablar del dinero con tranquilidad
- Controlemos los gastos
- Evitemos deudas innecesarias
Es verdad: ni la felicidad se puede comprar, ni las personas más felices del mundo tienen grandes fortunas. Pero en vista de los tiempos que corren y las dificultades económicas que afrontamos, si podemos decir que…LOS PLANES DEL DILIGENTE de seguro traen ventajas.
Deseamos que los consejos que hoy hemos compartido sean de utilidad y contribuyan a vuestro ánimo.
Para la próxima ocasión hablaremos de una expresión que se usa cada vez más frecuentemente, a saber, la “fatiga pandémica”. ¿Qué es y por qué es tan peligrosa? Hablaremos de ello en la próxima ocasión.
Mientras tanto, mucho ánimo y que todo vaya muy bien.