Llamadas telefónicas, mensajes de texto, correos electrónicos, redes sociales…, nunca ha habido tantos medios de comunicación al alcance de la mano. No obstante, en esta era de la comunicación de masas, muchas personas, tanto jóvenes como mayores, se sienten muy solas.

Es paradójico que a pesar de tantos dispositivos electrónicos de comunicación aún uno pueda sentir que le invade la soledad. El incremento del uso de Internet hace que los medios electrónicos suplanten formas más tangibles de contacto humano e incluso promuevan el aislamiento. Por otro lado, el acelerado ritmo de la sociedad moderna no fomenta en absoluto relaciones humanas afectuosas. Y es que una sonrisa o el cariño de una mirada normalmente no se perciben por el teléfono ni en un mensaje electrónico.

Hasta el matrimonio se puede ver amenazado por la soledad. La falta de comunicación entre cónyuges puede llevarlos a vivir vidas paralelas que rara vez se cruzan. Sentirse solo estando casado es uno de los más dolorosos tipos de soledad. Además, hay muchos solteros que anhelan casarse y no ven satisfechas sus necesidades emocionales. También, los mayores suelen sentirse solos, incluso cuando son bien atendidos por la familia. Quizás sus parientes o amigos los visiten, pero,… ¿y los días o semanas que nadie va a verlos?

Por otro lado, la muerte de un cónyuge deja un gran hueco en la vida del otro, especialmente si se le ha cuidado durante mucho tiempo. A menudo sobreviene una tremenda sensación de vacío.

Lamentablemente la soledad puede desembocar en problemas muy graves como el alcoholismo, drogadicción, promiscuidad sexual e incluso suicidio.

Para muchos en “una losa en el corazón” que hace sentirse a uno. Es un estado que roba la alegría de vivir si uno permanece demasiado tiempo alojado con ella.

Si nos embarga la soledad quizás debamos plantearnos las siguientes preguntas:

¿Cómo vencer la soledad? ¿Hay algo que se pueda hacer?

Muchos alivian su soledad pasando largas horas frente al televisor, entretenidos con videojuegos o ante el ordenador. Pero cuando apagan estos aparatos, siguen tan solos como antes. Otros quizás deseen encontrar una pareja para mitigar su soledad. Pero el matrimonio no es necesariamente la solución a la soledad, pues se ha dicho que las parejas con dificultades de comunicación figuran “entre las personas más solitarias del planeta”.

Ahora bien, la soledad tiene remedio, por lo tanto, no permitas que esta arruine tu vida ni haga que tu actitud ante ella no sea la mejor.

Probablemente no exista una solución inmediata, pero a la soledad se la puede vencer.

¿Cómo?

La llamada Regla de Oro nos invita a pensar en hacer algo que puede ayudarnos. Este principio eterno dice lo siguiente: “Haz por los demás todo lo que te gustaría que hicieran por ti”.

Así es, si queremos romper con la soledad, debemos tratar de tomar la iniciativa y tratar de buscar oportunidades haciendo algo por los demás; algo que les guste, que produzca el mismo sentimiento que tendríamos nosotros mismos cuando se hace algo por nosotros que nos agrada.

Por ejemplo, si deseamos que nos hablen con confianza, nosotros debemos hacerlo primero. Si nos gusta que otros sean generosos con nosotros, seámoslo nosotros primero. Tal vez no veamos resultados a corto plazo, pero tiempo al tiempo. Incluso si nadie nos corresponde, estaremos contentos porque lo hemos intentado.

Solo la iniciativa de ayudar a otros puede ayudarnos a entablar buenas amistades. Por eso, proponte abrirte a los demás, engrandece ese mundo pequeño donde la soledad te ha hecho vivir y toma la iniciativa de abordar a la gente y ser amigable.

No vivas “anclado en el pasado”, pensando que nada puede mejorar lo ya vivido y aprende a seguir adelante emprendiendo nuevas relaciones. Busca amigos que compartan tus mismos intereses, aunque no sean de tu misma edad. Algunos han visto que tener amigos de mayor edad es beneficioso, pues no cambian de un día para otro y tienen las ideas claras.

Por último, no tengas miedo a estar solo. Estar solo no significa que debas sentirte solo. Hay personas muy sociables y sin embargo disfrutan cuando están a solas con sus propios pensamientos; de hecho, puede ser una buena oportunidad para conocerte mejor a ti mismo. Aprovecha esos momentos para reflexionar en las cosas buenas de tu vida. Eso te ayudará a ser mejor persona y a conseguir nuevos amigos.

En resumen, el peso de la soledad puede hacerse cada vez más liviano si aprendemos a darnos por los demás, lo cual hará que se produzcan amistades altruistas, dispuestas a “dar” de acuerdo con el ejemplo que nosotros estamos dando.

También hay que aprender a disfrutar de esos momentos en los que estamos con nosotros mismos, donde podemos llegar a conclusiones sabias y a ver lo bueno que hay a nuestro alrededor.

Así es, la soledad puede pesar tanto en el corazón como una losa, pero seguir estos sabios consejos puede hacer que el peso de esta sea cada vez más liviano e incluso disfrutemos de las ocasiones en las que estamos a solos.

De modo que recuerda: que la soledad sea sólo un lugar donde ir de visita, pero no un lugar donde quedarse.

El próximo día hablaremos de otro tema: LAS DECEPCIONES

¿Quién no se ha sentido decepcionado alguna vez? ¿Cómo podemos sobrellevar las situaciones que nos decepcionan?

La semana que viene hablaremos de ello.

Mientras tanto, aprovechamos para enviarnos un cordial saludo y desear que tengáis una maravillosa semana.

¡Hasta pronto!