La resiliencia se define como la capacidad para adaptarse a los cambios y superar las adversidades.

Una persona con esta cualidad no solo “aguanta” las nuevas circunstancias, sino que también, ve cómo “sacar partido” de las dificultades.

En vista de las circunstancias que estamos viviendo durante todos estos meses debido al Covid19, es ahora – si cabe con más fuerza que nunca – el momento para tratar de ser capaces de cultivar esta cualidad, la cual nos ayudará a hacer frente a los obstáculos y las decepciones sin desanimarnos.

Ahora bien, ¿cómo se puede cultivar esta cualidad?

Hay dos elementos fundamente para llegar a ser personas resilientes:

  • Actitud
  • Experiencia

ACTITUD

Así es, la resiliencia tiene que ver mucho con la actitud que tenemos hacia los problemas. Si tratamos de “buscar el lado bueno” en una adversidad, será más fácil adaptarse al cambio.

Un proverbio dice: “¿Te has mostrado desanimado en el día de la angustia? Tu poder será escaso”

Como indican estas palabras, el desánimo, puede hacer que el “poder de la resiliencia” sea escaso y nos haga candidatos a vivir una vida sin ilusión.

Por ejemplo, una persona que quedó paralítica de manera inesperada comenta su experiencia: “Caí en una profunda depresión. Perdí la fortaleza, el ánimo y la energía”.

Por el contrario, una actitud positiva nos ayuda a sacar partido de las adversidades y comenzar a “ver posibilidades en vez de obstáculos”.

Después de impacto del golpe inicial, la persona que cultiva resiliencia encuentra formas de hacer frente al problema e incluso a aprender a vivir con él; confiando en que las cosas mejorarán a medida que pase el tiempo.

Además, es esta clase de actitud la que permitirá que aceptemos algo importante: los cambios son parte de la vida y cuanto antes aceptemos la nueva realidad, más fácil será seguir hacia adelante, en vez de pensar una y otra vez que los tiempos pasados eran mejores que los de ahora.

Referente a este punto, otro proverbio bíblico ofrece el siguiente consejo: “Tus ojos deben mirar al frente; si, mantén la vista fija delante de ti”

Pensar todo el tiempo en el pasado sería como conducir por una autopista sin dejar de mirar al espejo retrovisor; tarde o temprano terminarías teniendo un accidente.

Sin embargo, a diferencia de eso, aunque huelga decir que no hay nada de malo en echar un vistazo atrás de cuando en vez, ante todo debes concentrarte en la carretera, en lo que tienes “delante de ti”. Lo mismo ocurre cuando te enfrentas a los cambios.

Una joven llamada Carissa dijo: “Cuando el problema ya ha pasado, intento no darle más vueltas. Simplemente me concentro en lo que sigue. Creo que ser resiliente implica mirar hacia adelante y no hacia atrás”

En otras palabras, vivir anclado al pasado, pensar en lo que podría haber sido y no es, termina por agotarnos y robarnos la alegría de vivir. Pero una actitud positiva nos ayuda a disfrutar del presente y todo lo bueno que está a su alrededor.

EXPERIENCIA

La resiliencia se adquiere también mediante la experiencia.

Igual que un niño no aprenderá a caminar sin tropezar alguna vez, tampoco nosotros aprenderemos a salir adelante en la vida sin sufrir algún tropiezo.

Es curioso, pero algunos niños se desaniman cuando algo les sale mal, les corrigen o se enfrentan a una situación difícil. Finalmente eso les lleva a darse por vencidos.

Por ejemplo: ¿qué harías si te saliera mal un examen? ¿Te rendirías y dirías: “¡Nada me sale bien!”?

A fin de enseñar al niño a cultivar resiliencia, en vez de resolver el problema por él, se le podría ayudar a pensar qué puede hacer para mejorar y a enfrentarse al problema en vez de hacerse la víctima, de ese modo aprendería a “sacar partido” de las dificultades.

Sería bueno que comprendiera lo siguiente:

  • Es imposible hacerlo todo bien.
  • Todos pasamos por situaciones difíciles en algún momento de la vida.
  • Todos necesitamos que nos corrijan.

Sin lugar a duda, la crítica constructiva no solo ayudará a nuestro hijo ahora, sino que lo preparará para la vida adulta, sí, ayudará al niño a ver las cosas con equilibrio. Si el niño adquiere resiliencia, podrán hacer frente a los problemas de la vida con mayor confianza.

Para concluir, se sabe que los árboles que se doblan con el viento aguantan mejor las tormentas. Del mismo modo, tú puedes “doblarte” cuando llegan cambios sobre los que tienes poco o ningún control.

¡Esforcémonos por cultivar la resiliencia, una cualidad que nos ayudará a dejar atrás los pensamientos negativos que nos atrapan, mirando hacia adelante al futuro con esperanza!

Para la próxima ocasión, hablaremos de un tema que en ocasiones merece la pena que reflexionemos tanto al tratar con los demás como con nosotros mismos. Será el siguiente: “Soy razonable”

Mientras tanto, deseamos que disfrutéis de una bonita semana y que todo vaya muy bien.

Saludos y ¡hasta pronto!