La pandemia del Covid-19 no solo ha llevado al borde del colapso a los sistemas sanitarios de todo el mundo, sino que ha creado un escenario de incertidumbre mundial que está afectando cada vez más a nuestra salud mental y bienestar emocional.

Una encuesta reciente de la organización Mental Health Research Canada señala que la salud mental se ha visto gravemente afectada durante la pandemia, y ha habido un incremento importante en las tasas de ansiedad y depresión.

Cabe señalar que las medidas implementadas para frenar la expansión del virus – distanciamiento social, confinamientos, cierres de colegios y comercios – han alterado profundamente nuestra rutina diaria, generando en muchos casos, continuos síntomas de estrés y ansiedad.

Se pudiera decir que en medio de esta marcada pandemia del Covid-19 se está gestando otro tipo de pandemia, una si cabe más silenciosa pero no menos grave: la pandemia de la salud mental.

Un estudio revela que una de cada cuatro personas sufrirá algún trastorno mental en algún momento de su vida y sin lugar a duda la depresión es una de las principales causas de incapacidad a nivel mundial.

VIVIR CON UNA ENFERMEDAD MENTAL

“Sentí como si me hubieran dado una patada en el estómago – recuerda Claudia – a quien le acaban de diagnosticar trastorno por estrés postraumático. Y añade: “La vergüenza de tener una enfermedad mental era demasiado para mi”

Al igual que Claudia, son muchos los que no se atreven a de decir abiertamente a otros que padecen algún trastorno mental, quizás por temor a sufrir rechazo o a nos ser totalmente comprendidos. Además, puede ser que tome tiempo aceptar esa nueva realidad.

Claudia expresó su sentir al decir: “Hay veces en las que el pánico se apodera de mí y me impide realizar algunas actividades, y otras en las que no puedo concentrarme ni para leer. Hay días en los que estoy tan deprimida que no quiero ver a nadie, ni siquiera a mis amigos. Algunos tratan de ayudarme diciendo que todo mejorará pronto o que las cosas no son tan malas como pienso. Otros me dicen que vea el lado positivo de la vida. ¡No se imaginan cuántas veces lo he intentado! Sé que sus comentarios son bienintencionados, pero lo único que consiguen es aumentar mi frustración y hacerme sentir todavía más inútil y culpable”

Hay que decir que esos sentimientos remarcan algo importante: Si queremos ser de ayuda para aquellos que padecen cualquier problema relacionado con la salud mental y darles nuestra prioridad y apoyo, primero es conveniente que entendamos qué es una enfermedad mental

¿QUÉ ES UNA ENFERMEDAD MENTAL?

De acuerdo con los expertos, las enfermedades mentales son una alteración importante de la facultad de pensar y de controlar las emociones y la conducta. Disminuyen la capacidad de relacionarse con los demás y hacer frente a las situaciones normales de la vida.

Los síntomas varían en duración e intensidad dependiendo de la persona, de la enfermedad específica y de las circunstancias. Las enfermedades mentales no distinguen sexo, edad, cultura, nivel educativo, clase social, raza ni religión.

UN RECORDATORIO IMPORTANTE:

Las enfermedades mentales no son el resultado de alguna debilidad personal o defecto de carácter.

Con la debida atención médica y un tratamiento adecuado, es posible llevar una vida productiva y plena.

Si bien es cierto que esta es una decisión personal, muchos han visto beneficioso consultar con un profesional de la salud mental que sea competente.

Desde luego, para que el paciente pueda sacar provecho de la consulta, tal vez necesite vencer el temor a abrirse y hablar, así como aceptar el tratamiento. Una vez que comprende mejor su enfermedad, entonces está en disposición de dar un segundo paso: “aprender a vivir” con la enfermedad.

Mark, esposo de Claudia, de quien citamos antes dijo: “Hemos aprendido a adaptarnos a la situación y a manejarla poco a poco. Nos ayudó mucho contar con el apoyo de buenos profesionales y de familiares y amigos”

¡Qué excelente ejemplo como esposo!

En vez circunscribir el problema como un asunto perteneciente sólo a su esposa Claudia, ese comentario revela que trabajan en equipo, luchando juntos contra la enfermedad, como una cosa de dos y no solo como un asunto personal del que la padece.

En muchas publicaciones sobre salud mental, encontramos sugerencias variadas que contribuyen a que el enfermo aprenda a superar hasta los obstáculos más difíciles. Algunas de estas sugerencias son: mantenerse activo, dormir lo suficiente, no aislarse, fijarse metas razonables, hacer algo por los demás, etc.

Por otro lado, un artículo de Mayo Clinic titulado “Covid 19 y tu salud mental”, incluyó una interesante sugerencia: “Usa tus valores morales o tu vida espiritual como apoyo”. Añadió: “Si tus creencias te dan fuerza, pueden brindarte consuelo en momentos difíciles”

Es verdad que la espiritualidad no es el remedio para los problemas médicos y que la Biblia tampoco es un manual de medicina, pero hay que reconocer que ofrece consejos prácticos que han ayudado a familias de todo el mundo a sobrellevar las emociones negativas y a obtener fuerzas y consuelo.

Los siguientes pensamientos son muy animadores:

“Aprovechando el tiempo de la mejor manera, porque los días son malos” (Efesios 5:16)

“Tus ojos deben mirar al frente, mantén la vista delante de ti” (Proverbios 4:25)

“Te he amado con un amor eterno. Por eso te atraje a mí con amor leal” (Jeremías 31:3)

Por otro lado, la Biblia nos asegura que existe un cariñoso Creador que se interesa por cada uno de nosotros y desea consolar a los que tienen el corazón destrozado y a los que están hundidos en el desánimo.

Las palabras de Isaías 41:10 son muy animadoras al decir: “No tengas miedo, porque estoy contigo. No te angusties, porque yo soy tu Dios. Yo te daré fuerzas. Sí, yo te ayudaré”

Millones de personas reconocen que sus creencias basadas la Palabra de Dios y su fe en Dios les ayudan a obtener las fuerzas necesarias para cada día y reconocen el valor espiritual y práctico de la lectura regular de este libro inspirado, el cual promete que pronto ningún residente dirá: “Estoy enfermo” (Isaías 33:24)

Mientras tanto, hay que seguir luchando día a día, “aprendiendo a vivir”.

Para la próxima ocasión hablaremos de otro tema interesante:

Casi todos sentimos el estrés de la vida moderna, el de no poder hacer todo lo que uno quisiera. ¿Cómo tener más tiempo? ¿Cómo puedo usar mejor el tiempo?

Deseamos que hasta entonces os vaya todo muy bien y que sigáis recibiendo el ánimo que necesitáis.

¡Hasta pronto!