OBED, padre de dos hijos, llevaba diez años trabajando en un hotel de cinco estrellas en una populosa ciudad. Las cosas les iban bien a él y a su familia. Tanto es así que, de cuando en vez, podían permitirse unas buenas vacaciones, llevando una vida cómoda y holgada. Pero un día todo cambió. Recibió la repentina notificación de que al cabo de unas semanas sus servicios ya no serían necesarios. De repente, se sintió invadido por una mezcla de asombro y honda inquietud por su bienestar futuro.
Debido a la crisis económica derivada de la pandemia del coronavirus, son mucha las personas que como Obed han perdido de la noche a la mañana su empleo.
Según el Instituto Nacional de Estadística, más de medio millón de personas en España han perdido su trabajo debido a la crisis.
Ni que decir tiene que perder el empleo genera ansiedad y miedo al futuro, siendo normal que el desempleado se pregunte cuánto tiempo estará sin trabajo y cómo llegara mientras tanto a fin de mes.
Los psicólogos incluso han observado que el trauma del despido es similar al producido por la muerte de un ser querido, de modo que se ha llegado a comparar la pérdida de empleo a un duelo.
¿No es demasiado exagerada esa comparación?
Bueno, normalmente el duelo va asociado a la pérdida.
La pérdida de empleo no es algo que en la mayoría de las ocasiones uno elige, sino más bien ocurre de forma inesperada e impuesta, dando así origen a sentimientos negativos que se alimentan de un mismo denominador común: la incertidumbre.
Por otro lado, es interesante el comentario que hace La Asociación Americana de Psicología al respecto: “La pérdida de un empleo puede ser devastadora, y los trabajadores desempleados están expuestos a problemas de salud física, tensiones maritales, ansiedad, depresión e incluso suicidio. La pérdida de un trabajo afecta a todos los aspectos de la vida”
Además, es fácil que, ante esta situación, el desempleado se sienta traicionado, al no ver recompensada su lealtad por los sacrificios que ha hecho por la empresa durante tantos años. Quizás la personas que trabajó duro luche con sentimientos de desesperación e inutilidad, preguntándose una y otra vez: “¿Por qué yo?; ¿qué hice mal?”
Ante esta situación, la pregunta se impone: “¿Qué podemos hacer si perdemos el empleo? Y ¿qué medidas prácticas podemos adoptar cuando el desempleo merma los ingresos?
Es curioso que millones de personas por todo el mundo han visto en la Biblia una fuente de consejos prácticos para afrontar la pérdida de empleo y arreglárselas para vivir con menos.
Si bien es cierto que este libro no es un manual de economía, sus consejos pueden ayudarnos a mantener la calma y ver el futuro con mayor optimismo. Uno de esos consejos se registra el libro de Eclesiastés 7:12 que dice: “Porque la sabiduría es una protección igual que el dinero es una protección. Pero esta es la ventaja del conocimiento: la sabiduría conserva la vida de su dueño”
La sabiduría abarca la aptitud de actuar con juicio sano ante circunstancias difíciles. Al encarar la pérdida del empleo, el juicio sano debería decirnos que el verdadero valor de la vida no se mide en dólares, libras o euros.
Los siguientes consejos nos ayudarán a tener claras nuestras prioridades y manejar esta difícil situación de la forma más sabia:
- NO SE DESESPERE
En lugar de llenarte la cabeza de los peores desenlaces hipotéticos, busca con calma soluciones provechosas.
Eso le pasó a Dominick, quién al perder su empleo, tuvo que devolver su casa al banco por no poder pagar la hipoteca y junto con su familia irse a vivir con su madre. Su consejo es mantener la calma sin importar lo extrema que pueda parecer la situación
- SEA RECEPTIVO A NUEVOS TIPOS DE TRABAJO
Tratar de conseguir el mismo tipo de trabajo – o el mismo salario – al que uno está acostumbrado es posible que limite las posibilidades de encontrar un nuevo empleo. Austin reconoció: “Después de ocupar puestos directivos en una gran empresa, se me hizo psicológicamente difícil aceptar trabajos de una categoría inferior”
Es probable que si uno siempre ha trabajado en oficina se pueda sentir un poco intimidado por el trabajo físico e incluso luche con el sentimiento de qué opinarán otros por una labor de menor entidad.
Pero una cosa está clara: darle vueltas a los que otros opinen no va a dar de comer a tu familia.
En este caso, la humildad es un factor esencial. Esta puede ayudarnos a superar los pensamientos negativos y a centrarnos en ganar lo suficiente para cuidad de nuestra familia, aunque el salario no sea el mismo que el que antes ganábamos. Es obvio que la integridad y la valía de una persona no disminuyen porque gane menos.
- VIVA DE ACUERDO CON SUS POSIBILIDADES
Busca maneras de simplificar tu vida y reducir tus obligaciones financieras. Eso incluye librarte de deudas contraídas al adquirir artículos que no son necesarios. Lograr un nivel de vida razonablemente sencillo y sano puede hacernos felices.
Un proverbio dice: “Mejor es un plato de legumbres donde hay amor que un toro cebado en pesebre y, junto con él, odio”
La gente se hunde cuando no puede mantener el estilo de vida que piensa que quiere. Es aquí cuando la sabiduría puede ayudarnos a pensar de forma atinada para influir en lo que sentimos.
Una mujer de nombre Rosa no tardó en comprender que era su punto de vista, y no sus circunstancias las que le generaban tanta tensión. Dijo: “Tuve que afrontar la realidad en vez de pensar demasiado en cómo quería yo que fueran las cosas —reconoce—. Una vez que aprendí a conformarme con lo que Dios nos proporciona cada día, fui mucho más feliz.”
- MANTENGA EN ALTO SU AMOR PROPIO
No nos equivocamos si decimos que un trabajo estable y significativo contribuye en gran medida a la autoestima.
Ahora bien, como indicó la psicóloga Paola Rico en su página Psicologiaonline “Eres más que tu trabajo”
Dicho de otro modo, lo que realmente nos define no es a qué nos dedicamos ni cuánto dinero ganamos, sino nuestras cualidades y persona interior. Aquellas cualidades que deleitan a nuestra familia y amigos.
Por lo tanto, no te apresures a concluir que te despidieron porque no eres lo suficientemente bueno. No hay que tomarse el despido como una afrenta personal contra tu valía como persona o trabajos.
Recuerda: los empleados confiables, honrados y diligentes también pueden verse afectados por un despido repentino.
Hasta este punto hemos hablado de cómo afrontar la pérdida de un empleo de forma sabia y práctica.
No obstante, es posible que de momento ese no haya sido hasta hora nuestro caso, pero de cuando en cuando la idea sobre la posibilidad de perder nuestro empleo no pare de asomarse por nuestra cabeza y aún teniendo empleo, sintamos la inquietud de pensar: “¿Y si el siguiente soy yo?”
En el famoso Sermón del Monte encontramos el siguiente consejo: “Así que nunca se angustien por el día siguiente, porque el día siguiente traerá sus propias preocupaciones. Bastante hay con los problemas de cada día”
La idea de este consejo inspirado no es actuar como si no pasara nada – y más con la que está cayendo – pues es normal preocuparse por cosas como el empleo y la economía. Ahora bien, este principio nos enseña que no es prudente preocuparse demasiado por lo que el mañana pudiera depararnos. De hecho, el futuro rara vez es tan malo como nos lo presentan nuestros miedos.
Lo cierto es que tenemos muy poco control sobre el futuro – sea bueno o malo – pero si podemos lidiar con el presente.
Por lo tanto, intentemos mantenernos tranquilos, pues preocuparse por algo que aún ha sucedido no sirve de nada y probablemente nunca suceda.
Evitemos las preocupaciones excesivas y “sigamos afrontando con sabiduría” los problemas con la esperanza de que pronto terminarán.
Hablemos ahora de otro tema: El mundo entero lleva meses intentando adaptarse a vivir con la constante amenaza del COVID-19.
¿Estás empezando a sentirte agotado por los cambios e incertidumbres que está provocando esta pandemia?
Para la próxima ocasión, hablaremos de ello y resaltaremos consejos prácticos para hacer frente a lo que se ha denominado por la Organización Mundial de la Salud en Europa la “fatiga pandémica”
Mientras tanto, os enviamos nuestros saludos junto con nuestros mejores deseos.